El imputado está denunciado por abusar de tres niños del Barrio 31 Padre Carlos Mugica.
La fiscalía solicitó al Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional 29 que se condene a más de 24 años de prisión a un hombre acusado de abusar sexualmente de tres niños dentro del Barrio 31.
Para el fiscal Sandro Abraldes, el hombre se abusó del rol de entrenador de fútbol para avasallar a las víctimas y aseguró que a las mismas “no las reconoció como personas, fueron para él cosas que sirvieron para desplegar sus deseos sexuales”.
El representante del Ministerio Público Fiscal consideró que el entrenador de fútbol infantil, quien se encuentra detenido, debía ser condenado por una serie de delitos que involucraron a por lo menos tres víctimas y lo acusó por como responsable del delito de “abuso sexual agravado con acceso carnal” y “corrupción de menores”. Todos los abusos sucedieron en una canchita del Barrio 31 donde el hombre de 49 años trabajaba y cooptaba a menores de edad.
Dos de las víctimas son hermanos y realizaron su declaración mediante Cámara Gesell mientras que el otro chico declaró durante el proceso dado que ya había cumplido la mayoría de edad cuando comenzó. Además, la fiscalía contó con informes psicológicos y psiquiátricos realizados por los informes del Cuerpo Médico Forense, que dieron cuenta de la solidez de los relatos y cómo habían resultado afectados los niños por estos abusos.
Por su parte, el abogado querellante, Christian Poletti, explicó cómo el acusado coaccionaba a sus víctimas para mantenerlas en silencio y requirió una condena de 25 años de prisión. Adhirió a este pedido de pena también la titular de la Defensoría Pública de Menores e Incapaces ante los Tribunales Orales en lo Criminal N°4, María Virgina Sansone.
La fiscalía sostuvo que el acusado mantiene un patrón de conducta ya que llevaba a las víctimas a los mismos lugares para concretar los abusos y los buscaba vulnerables con “el fin de garantizarse impunidad”. Marcó también las formas en que las amenazaba para que no contaran nada y que incluso llegó a decir que tenía una enfermedad en la cabeza que solo se podía curar si una de las víctimas tenía relaciones sexuales con él. “
“Llevaba adelante una estrategia de seducción y silenciamiento: utilizaba la manipulación y un sistema de supuestas recompensas y reconocimientos”, describió el representante del Ministerio Público, y agregó que el entrenador asignaba las capitanías de modo arbitrario, lejos del criterio deportivo y por “favoritismo”.
También realizaba regalos, que iban desde camisetas a celulares, a los niños que seleccionaba para ser abusados para cooptarlos y silenciarlos.
“Era un lobo cuidando a las ovejas, unas ovejas que carecían de todo: de afecto, de figura paterna, de cosas materiales que la sociedad les restriega todo el tiempo como forma de validación”, sostuvo el fiscal Abraldes.